Según afirmaron sus creadores: "Aunque, a primera vista, pueda parecer imposible construir un artilugio de atracciones tan atrevido como éste, un poco de reflexión mostrará que no es tan imposible en absoluto".
A principios del siglo 20 los parques de atracciones no eran conocidos precisamente por su seguridad. En diciembre de 1919 dos inventores de Nueva York presentaban para la revista The Electrical Experimenter esta loca atracción que nunca llegó más allá de la mesa de dibujo. Según afirmaron sus creadores: "Aunque, a primera vista, pueda parecer imposible construir un artilugio de atracciones tan atrevido como éste, un poco de reflexión mostrará que no es tan imposible en absoluto".
Un poderoso reflector aerotransportado, de nada menos que 2.700 millones de candelas, en el morro de cazas Douglas A-20 Havoc para eliminar cazas alemanes intrusos, durante la segunda guerra mundial, que en la práctica solo servía como un bonito objetivo brillante para los artilleros alemanes.
Cuando arreciaban las incursiones aereas nocturnas de la Alemania nazi sobre Inglaterra, durante la segunda guerra mundial, los británicos comenzaron a desarrollar equipo y técnicas de combate nocturno, algunas bastante ingeniosas, y entre ellas pocas con tan escaso éxito como el fracasado experimento Turbinlite de Helmore. El Turbinlite era un poderoso reflector de nada menos que 2.700 millones de candelas (2.7 Gcd), desarrollado por William Helmore, que se montaba en el morro de cazas Douglas A-20 Havoc (codificados como "Satélites") de la RAF durante la primera parte de la Segunda Guerra Mundial. Estos aparatos debían iluminar objetivos para los cazas Hurricane (codificados como "Parásitos") a los que debían acompañar, pero en la práctica solo servían como un bonito objetivo brillante para los artilleros alemanes.
"Este vehículo no convencional, de forma circular, es capaz de elevarse verticalmente y de desplazarse por el suelo sobre un colchón de aire. Una plataforma que bien podría flotar o volar, dependiendo de la misión a realizar."
El 27 de mayo de 1959 las gigantescas puertas de un hangar en el aeropuerto de Malton, Toronto, se abrieron con un ruido sordo mientras un grupo de periodistas observaba fascinado como cuatro hombres, ataviados con batas blancas, empujaban hacia el exterior un enorme objeto lenticular de aluminio. La constructora aeronáutica canadiense Avro Aircraft Limited presentaba a la prensa su último y revolucionario vehículo, el VZ-9AV Avrocar, con estas palabras: "Este vehículo no convencional, de forma circular, es capaz de elevarse verticalmente y de desplazarse por el suelo sobre un colchón de aire. Va a ser capaz de operar sin bases de aterrizaje o despegue preparados y podrá viajar sobre todo tipo de terrenos más allá de la capacidad actual de los vehículos con ruedas u orugas. Una plataforma que bien podría flotar o volar, dependiendo de la misión a realizar."
Un reportaje gráfico con 28 imágenes y las anécdotas mas curiosas de las personas que hicieron posible el sueño de volar.
La historia de la aviación no es solo describir la complejidad de las máquinas que se utilizaron, sino hablar también de los atrevidos pioneros que la hicieron posible. Pilotos, ingenieros y científicos que invirtieron su tiempo y su dinero en un sueño donde vivieron intensos momentos de triunfo pero también de tragedia.
El sueño de volar
Un vuelo peligroso con un final inesperado. Goose es un imaginativo corto de animación producido y diseñado por Dor Shamir y su extraordinario equipo de colaboradores.
iBytes - 2011 / 2016 Copyright Términos y condiciones